Un niño, una bebé, unas ocho maletas y 16 horas de avión por delante (y sólo cuatro brazos adultos). Temblaba sólo de pensarlo, la verdad. Y, a todo esto se le añadió: trayecto en AVE Valladolid-Madrid y una bolsa llena de medicamentos para la canija que llevaba días con fiebre.
Pero... contra todo pronóstico, el viaje no fue tan terrible como pintaba. El AVE pasó volando (canija semi-drogada y grandullón emocionadísimo porque al fin iba a ir a San Francisco), el taxi-bus estaba esperándonos como le correspondía, pudimos coger las maletas que habíamos dejado en el trastero madrileño casi dos meses antes sin problemas y llegamos al aeropuerto a tiempo.
Y del trayecto en avión qué puedo decir!... que en Bussiness todo es otra cosa...
Para que os hagáis una idea los que no habéis tenido la suerte de viajar así, ved cómo se pasó el grandullón gran parte del vuelo Londres-San Francisco:
Y a su ladito yo, en actitud similar y con la canija durmiendo encima.
Y así es como llegamos a San Francisco (después del rutinario encuentro con inmigración, que nos llevó 1 hora larga):
Que ahora que veo la foto veo que tenía razón mi madre y teníamos que haber apartado un poco a la canija. Se le cae la torre encima y la deja hecha un filetillo ruso... :-(
Impresionante!! Todo, todo impresionante...
ResponderEliminarLaura, felicitarte por esta idea del Blog, me parece super practica.
Nos alegramos un montón de que todo vaya genial aunque haya que re-educarse con la nueva cultura. Ah! Y por cierto...deja que el niño cante, salte, grite en el parque, al fin y al cabo es el sitio de los niños, a ver si ahora no va a poder expresarse...jeje.
Un besote desde los madriles
Muchas gracias, Mayte. Así no os resulta tan fácil olvidaros de nosotros... :-)
EliminarNo te preocupes, el grandullón sigue igual de "salvaje" que cuando lo dejásteis. Ya veremos a ver cómo vuelve...
Un abrazo muy grande para los tres!